El duelo es el proceso normal de elaboración de una pérdida, que tiene como objetivo la adaptación y armonización de la situación interna y externa de la persona en duelo a la nueva realidad.
El concepto de muerte es abstracto y complejo, diferente en los niños y en los adultos. La muerte no representa lo mismo para un bebé o un niño o una niña de 2 años como para uno de seis o mayor de 9 años.
Los bebés no comprenden cognitivamente la muerte, pero se resienten mucho cuando son separados de sus cuidadores. De los dos a los seis años la muerte se equipara al dormir. Para los niños y niñas de esta edad, los muertos continúan viviendo de otra manera en otro lugar. Para ellos y ellas, la muerte es temporal y reversible. De los seis a los nueve, empiezan a entender que es irreversible y les asusta, pero para ellos y ellas todavía no es universal. (Les pasa a los demás, no a él). De los nueve hacia adelante empiezan a entender que es inevitable, universal (todos moriremos, también él), irreversible y final.
De aquí que la forma de abordar y comprender el duelo depende de factores como la edad, el nivel de desarrollo, la educación, la religión… A continuación presentaremos algunas de las manifestaciones, preocupaciones y necesidades de los niños y adolescentes en estado de duelo.
Manifestaciones normales del duelo en los niños:
Conmoción y confusión.
Ira: que se manifiesta en juegos violentos, pesadillas e irritabilidad.
Miedo a perder también el padre o la madre que sigue vivo.
Regresión a fases anteriores del desarrollo: pérdida del control de los esfínteres, conductas de niño pequeño, estar muy pegado al padre vivo.
Sentimientos de culpa por pensamientos, acciones u omisiones con la persona muerta.
Tristeza que pueda manifestarse en insomnio, pérdida de apetito, miedo a estar solo, falta de interés por las cosas que antes le gustaban, disminución acentuada del interés por la escuela y deseo de irse con la persona muerta.
Principales preguntas que se hacen los niños delante de la muerte de un ser querido.
¿Por qué se ha muerto? ¿Ha sido culpa mía? ¿Quién jugará conmigo ahora? ¿A mí también me pasará? ¿Quién va a cuidar de mí?
Sugerencias a los familiares que tengan niños a su cargo para poder ayudarlos en el proceso de duelo
No engañarlo ni apartarle de la realidad que está viviendo, los niños, por pequeños que sean, se dan cuenta de la agitación y tristeza que hay a su alrededor.
Hace falta explicarle lo antes posible lo que ha pasado, buscando un buen momento, un sitio adecuado y palabras sencillas.
Explicar cómo fue la muerte y la irreversibilidad de la muerte (con pocas palabras) y responder a todas sus preguntas y dudas (tiene que quedar claro que no ha sido su culpa).
Se debe permitir, si el niño quiere, que asista al velatorio, el funeral y el entierro, explicándole qué verá. Este hecho puede ayudarle a entender más la muerte y a iniciar en su momento el proceso de duelo.
Se le debe permitir ver al difunto, y estar un rato con él, si lo desea. (Siempre acompañado de un adulto de confianza).
Se le debe animar a expresar las emociones que siente. Frases como «no llores», «no estés triste» o «sé valiente» no sirven para nada i tienden a ahogar la expresión de las emociones, impidiendo que el niño exprese sus sentimientos.
Se tiene que estar física y emocionalmente cerca del niño.
Es necesario mantener la estabilidad, haciendo los mínimos cambios posibles (de hábitos, escuela o país) para que no tenga más pérdidas adicionales.
Signos de alerta de depresión infantil (en tiempos de duelo)
Exceso de lloro durante largos períodos.
Pataletas frecuentes y de larga duración.
Apatía e insensibilidad.
Pérdida del interés por los amigos y las actividades que antes le gustaban durante un largo período de tiempo.
Frecuentes pesadillas y problemas de sueño.
Miedo a quedarse solo.
Regresión a comportamientos más infantiles durante un período excesivo de tiempo.
Frecuentes dolores de cabeza y/u otras manifestaciones somáticas.
Imitación excesiva de la persona muerta y expresiones repetitivas del deseo de reencontrase con ella.
Importantes cambios en el rendimiento escolar o no querer volver a la escuela.
La presencia persistente de uno o más de estos síntomas puede indicar la existencia de una depresión o dolor sin resolver.
En este caso, es necesario que el niño y su familia puedan recibir ayuda psicológica.
El duelo en los adolescentes.
La manifestación del duelo en los adolescentes es más parecida a la de los adultos que a la de los niños.
En los adolescentes más jóvenes predomina el malestar fisiológico (dolor de cabeza o de estómago) y en los mayores, el psicológico (por ejemplo, baja autoestima).
Algunas sugerencias a los familiares para ayudar al adolescente en duelo.
Proporcionarle información clara y adecuada de todo lo que ha pasado.
Permitir y respectar la expresión, o no, de sus sentimientos y emociones.
Potenciar su participación, siempre que quiera, en los diferentes rituales funerarios.
Estar preparados y disponibles para cuando necesiten nuestra ayuda.
Mantener siempre que sea posible los hábitos y las normas, para que no sienta que todo su mundo se desestabiliza delante suyo.
Garantizar la atención y el afecto. Si los padres no están disponibles afectivamente, una figura significativa para él puede garantizar las atenciones necesarias mientras los padres se recuperan.
Reafirmar su personalidad (no identificarle ni compararle con la persona muerta).
Y RECORDAR QUE ES UN ADOLESCENTE y que en ningún momento debe asumir las funciones de la persona muerta.
Señales de alarma en el adolescente que hacen pensar en la necesidad de una consulta psicológica:
Sintomatología depresiva
Dificultades para dormir, impaciencia, baja autoestima.
Fracaso escolar
Indiferencia con su aspecto personal.
Deterioro de sus relaciones con familiares y amigos.
Abuso del alcohol, drogas, peleas en la calle y sexualidad promiscua.
Negación del dolor, vanagloriarse de su fuerza y madurez y práctica de deportes de riesgo.
Cambio de hábitos, de pareja y de núcleo social (siempre a peor).
La mayoría de los conceptos aquí expresados provienen de: “guia para familiares en duelo”.
Conocí esta guía en unas jornadas sobre el duelo a las que asistí en Girona. Me enamoró tanto la sencillez y claridad de los textos como la de las imágenes, así que pensé que esta guía sería de gran ayuda para mis pacientes en estado de duelo que acudían al ambulatorio y al centro de salud mental de Sants donde trabajo.
Primero la presenté al equipo médico y de enfermería, así como a la trabajadora social del ambulatorio, en un Power Point parecido al escrito anterior. A todos les pareció una guía muy bonita y de gran utilidad.
Por ello la di a conocer a los directivos de mi centro de trabajo (Sant Pere Claver Fundació Sanitària) y enseguida les gustó, así que me puse en contacto con la editorial Alfinlibros.
Con la participación de Sant Pere Claver Fundació Hospitalària, el Consorci Sanitari de Barcelona y l’Agència de Salut Pública se hizo una importante tirada para nuestros pacientes de la Fundación en estado de duelo. Yo siempre les doy una copia.
Adjunto indico la referencia, por si puede ser de utilidad.